Descubre el significado de Ostara y Beltane, dos festividades ancestrales que celebran la llegada de la primavera y el renacer de la energía. Aprende rituales sencillos para conectar con la naturaleza y contigo misma
La primavera en la piel: el despertar de un nuevo ciclo
El otro día salí con la bici, como tantas otras mañanas en las que necesito despejarme y dejar que las piernas marquen el ritmo de mis pensamientos.
El aire aún tenía ese frescor del invierno que se resiste a marcharse, pero entonces los vi: los primeros almendros en flor.
Blancos, rosas, frágiles y al mismo tiempo llenos de una fuerza descomunal. Como si la tierra, después de meses de recogimiento, hubiese decidido vestirse de gala y anunciar a lo grande: “¡eh, que ya viene la primavera!”
Y me emocioné.
Me pasó lo mismo el año pasado y el anterior, pero no me acostumbro.
Desde que dejé mi vida en Madrid y empecé a moverme con las estaciones, soy mucho más consciente de estos cambios.
Los siento en el cuerpo.
No es solo que los días sean más largos o que la gente hable de “buen tiempo”. Es que hay algo en mí que también despierta. Es un clic interno, un renacimiento.
Y entonces pensé: ¿cuándo dejamos de celebrar esto?
Hubo un tiempo en que la gente entendía que la vida no es una línea recta, sino una espiral de ciclos. Que hay momentos para la oscuridad y el descanso, y momentos para florecer y arder.
Y por eso existían rituales como Ostara y Beltane, dos festividades que marcaban el renacer y la explosión de la vida.
Me dan ganas de recuperar esas celebraciones. No con túnicas blancas y cánticos en el bosque (aunque oye, no lo descarto), sino con pequeños gestos que nos reconecten con la naturaleza y con nosotras mismas.
Porque la primavera no solo ocurre fuera. También ocurre dentro.
Me explico. Nos han enseñado a medir el tiempo en meses, en agendas apretadas, en listas de cosas por hacer. Pero si te fijas bien, si sales ahí fuera y dejas que la naturaleza te hable, te darás cuenta de que el verdadero ritmo no lo marca el reloj, sino la tierra.
La luz cambia. El aire huele distinto. Algo se mueve.
Y nosotras, aunque nos empeñemos en ignorarlo con oficinas climatizadas y pantallas que nunca duermen, también cambiamos con las estaciones.
No somos máquinas lineales; somos cíclicas, como la luna, como las mareas, como los árboles que sueltan hojas en otoño y florecen en primavera.
Ostara y Beltane eran un recordatorio de todo esto.
Eran la manera en que nuestras ancestras se tomaban un respiro, levantaban la mirada y decían: “Sí, la vida vuelve. Nosotras también.”
Así que dime, ¿tú lo sientes? ¿Ese cosquilleo en el estómago, esas ganas de hacer limpieza, de moverte, de salir más, de cambiar algo?
No es casualidad. Es que la primavera está llegando. Y quiere que la celebremos.
Ostara: El despertar de la luz
Ostara llega con el equinoccio de primavera, ese momento perfecto en el que el día y la noche duran lo mismo, en el que el sol y la oscuridad se dan la mano antes de que la luz tome la delantera. Es equilibrio. Es renacer.
Y, si te fijas, es justo lo que pasa dentro de nosotras. Después de meses de introspección, de encierro, de quietud, algo empieza a moverse. Es el momento de salir del letargo, de sacudirnos la pesadez del invierno y preparar el terreno para lo que viene.
Por eso, las culturas antiguas celebraban Ostara con huevos pintados (sí, de aquí viene la tradición de los huevos de Pascua), con flores, con rituales que honraban la fertilidad de la tierra y de la vida en todas sus formas.
Porque esta es la fase de la siembra. No solo en los campos, sino también en nuestros proyectos, en nuestras ideas, en nuestros cuerpos.
¿Cómo podemos celebrar Ostara hoy, en nuestra vida moderna?
- Saliendo a la naturaleza. Observa cómo todo florece, cómo la energía cambia. Déjate contagiar.
- Planta algo. Un deseo, una intención, una semilla real en una maceta. Da igual el qué, lo importante es el acto simbólico: lo que cuides ahora, crecerá.
- Haz limpieza. No solo de armarios (que también), sino de todo lo que ya no necesitas. Suelta lo viejo para hacer espacio a lo nuevo.
- Haz algo que te haga sentir viva. Baila, escribe, cambia el orden de los muebles, empieza ese proyecto que llevas postergando. Es el momento.
Ostara nos dice que sí, hemos pasado el invierno. Sí, hemos sobrevivido. Y sí, ahora es momento de florecer.
Y cuando la primavera ya está desatada, cuando todo explota en color, llega Beltane. Y entonces el despertar se convierte en fuego.
Beltane: el fuego que todo lo enciende
Si Ostara es el despertar, Beltane es el estallido de la vida.
Es la pasión, el deseo, la creatividad en su punto más álgido.
Se celebra la noche del 30 de abril al 1 de mayo, cuando la primavera ya no es solo promesa, sino fuego ardiendo.
Antiguamente, las hogueras de Beltane iluminaban las colinas europeas. Se encendían para dar fuerza, para atraer fertilidad, para celebrar la energía desbordante de la naturaleza.
Los relatos dicen que la gente saltaba sobre las llamas para purificarse y pedir deseos, que las parejas se adentraban en los bosques para honrar la unión de la tierra y el sol.
Hoy no necesitamos saltar una hoguera (aunque si tienes la oportunidad, hazlo), pero sí podemos volver a esa esencia de celebrar la vida en su máxima expresión.
¿Cómo puedes celebrar Beltane?
- Enciende una vela roja. No es solo una llama, es un símbolo: tu fuego interno, tu pasión, tu deseo de estar viva.
- Baila. Como si nadie te mirara, o mejor aún, como si la Tierra misma te estuviera viendo y aplaudiendo.
- Haz algo que te haga sentir radiante. No importa si es un baño con pétalos, un vestido rojo o una copa de vino bajo la luna. Beltane es placer, es gozo, es celebrar el cuerpo sin culpa.
- Rodéate de flores. Ponlas en tu cabello, en tu mesa, en tu vida. Son el símbolo de la abundancia que ya está aquí.
Beltane nos recuerda que estamos hechas para florecer, para brillar sin miedo, para decir sí a la vida con todas sus contradicciones.
Volver a los rituales, volver a nosotras con Ostara y Beltane
La modernidad nos ha desconectado de estos ciclos. Nos ha dicho que la vida es una línea recta y que siempre debemos estar produciendo, avanzando, sin pausas, sin estaciones. Pero nosotras sabemos que no es así.
Ostara y Beltane nos enseñan que hay momentos para despertar y momentos para arder. Que la vida no es solo sobrevivir, sino también celebrar, sentir, crear, expandirse.
Así que este año, cuando veas los primeros almendros en flor, cuando sientas que algo dentro de ti también quiere renacer, hazlo consciente.
Enciende una vela. Planta una semilla. Baila. Celebra.
Porque la primavera no es solo un cambio de estación. Es una invitación.