Viajar sola a Kazajistán es una decisión que abre puertas internas. Un gesto que muchas mujeres hacemos para recuperar el ritmo propio, para reencontrarnos con nuestra intuición o para descubrir que la verdadera compañía nace de la conexión con otras.
En este episodio de Hacia lo Salvaje encendemos el fuego para conversar con Ainura Mukanova, emprendedora kazaja, tejedora de puentes y cómplice en la creación del viaje “Kazajistán, la Ruta de las Mujeres de la Estepa”, pensado especialmente para mujeres que desean viajar acompañadas sin renunciar a la libertad.
Kazajistán, con su inmensidad conmovedora, es un destino perfecto para quienes viajan solas. No solo por su seguridad, sino por la manera en la que la naturaleza, la hospitalidad local y la historia nómada te envuelven. Es un país donde el horizonte parece no terminar nunca y donde las historias de las mujeres que sostienen la vida se sienten muy cerca, incluso a miles de kilómetros de casa.
Un territorio inmenso para quien decide viajar sola a Kazajistán
A menudo imaginamos Kazajistán como un lugar lejano. Sin embargo, es un destino sorprendentemente accesible y perfecto para quienes viajan solas por primera vez fuera de Europa. Es un país transcontinental, una mezcla fascinante entre Asia y Europa donde conviven más de cien nacionalidades. Su diversidad se siente en los idiomas, en la gastronomía, en la forma de relacionarse y en los paisajes, que cambian como si giraras las páginas de un libro infinito.
Ainura lo resume con una frase que despierta curiosidad: una vez voló casi tres horas y todavía seguía dentro del espacio aéreo kazajo. Esa es la magnitud de un país que invita a perder la prisa. Las estepas son tan amplias que casi pueden escucharse. Las montañas del Altái guardan historias antiguas que todavía susurran a quien escucha. Y la modernidad de Astana contrasta con pueblos donde el tiempo parece haberse quedado reposando al sol.
Es un destino ideal para mujeres que quieren viajar solas a Kazajistán de forma segura, pero acompañadas por una comunidad y un ritmo que permite sentirse sostenida en cada tramo.
La esencia nómada, un refugio para quien viaja sola a Kazajistán con el corazón abierto
Kazajistán conserva un alma nómada que define su forma de relacionarse. Las comunidades se apoyan de manera natural, las familias se reúnen en celebraciones enormes y las personas mayores ocupan un lugar central en la vida cotidiana. Viajar sola a Kazajistán no significa estar sola. Muy al contrario, la sensación de bienvenida es profunda, cálida y auténtica.
La hospitalidad kazaja viene de generaciones que aprendieron a sobrevivir en la estepa. En un territorio donde el invierno alcanza temperaturas extremas, compartir el calor, la comida y el cobijo dejó de ser un gesto amable para convertirse en un valor fundamental. Y eso se siente en cómo te reciben en las casas, en cómo ofrecen té sin preguntar nada, en cómo cuentan historias que parecen sacadas de otro tiempo.
Para una mujer que viaja sola a Kazajistán, esta calidez emocional crea una experiencia que va más allá del viaje. Se convierte en un recordatorio de comunidad y pertenencia.

El legado de las grandes mujeres de la estepa
La conversación con Ainura nos llevó a un terreno emocionante: la historia de las mujeres nómadas. Mujeres como la reina Tomiris, que gobernó con solo quince años, lideró clanes, negoció con imperios y cabalgó miles de kilómetros para proteger su territorio. Figuras que hoy siguen inspirando a las mujeres kazajas, que combinan fuerza y ternura, emprendimiento y tradición, liderazgo y comunidad.
En Kazajistán, viajar sola a Kazajistán, es conectar con un linaje femenino poderoso. No romántico, sino real. Mujeres que sostienen negocios, que preservan saberes ancestrales, que cuidan la tierra y que continúan transmitiendo una cultura que ha sobrevivido a siglos de cambios.
En el viaje conoceremos a artesanas, cocineras, empresarias y creadoras que han encontrado en la tradición nómada un modo de vivir y de emprender. Sus historias nos recuerdan que la libertad tiene muchas formas. Y que viajar sola a Kazajistán también es un acto de libertad.
Altái, un viaje hacia dentro
Si hay un lugar que transforma, ese es el Altái. Una cordillera casi mítica que comparte territorio con Rusia, Mongolia y China, y cuya parte kazaja es un refugio natural para quienes viajan buscando una conexión profunda.
Los bosques son densos y vibrantes. Los lagos parecen espejos que devuelven preguntas antiguas. Las flores endémicas brotan solo durante unas semanas al año. Y los pueblos mantienen una relación con la tierra que va más allá de lo práctico. Todo tiene un significado. Todo tiene un ritmo que no pertenece al reloj.
Ainura cuenta que muchas mujeres que han decidido viajar sola a Kazajistán regresan del Altái con una sensación de claridad. Como si la montaña hubiera abierto un espacio que no sabían que necesitaban. No es algo que se pueda explicar del todo, pero sí algo que se vive.
Un viaje organizado para mujeres que deciden viajar sola a Kazajistán, pero no en soledad
Diseñamos “Kazajistán, la Ruta de las Mujeres de la Estepa” pensando en una mujer que desea viajar sola a Kazajistán sin renunciar al acompañamiento, la seguridad y la sororidad. Es un viaje en grupo, sí, pero desde la libertad. Puedes estar contigo misma cuando lo necesites y puedes compartir cuando sientas que el corazón quiere abrirse.
Ainura, además de ser puente cultural, asegura una traducción cuidada, un contexto profundo y un acompañamiento que hace que todo fluya. Es un viaje humano, consciente y transformador.
Notas del Podcast para viajar sola a Kazajistán
Película sobre Tomiris
Por si te decides viajar sola a Kazajistán con Hacia lo Salvaje “Kazajistán: La Ruta De Las Mujeres De La Estepa”





