El otro día estaba con una amiga en el clásico mercado de comida, artesanía, ropa y un largo etcétera. De repente veo una especia de jarrón verduzco, me paro en seco y le digo emocionada a mi amiga: ¡es de esparto! Veo el precio: 19€. Un regalo. Está claro que el mismo objeto de plástico malo en cualquier bazar valdría mucho menos. Pero después de haber visto todo el trabajo que hay detrás, veo a las personas que se dedican a la artesanía con otros ojos. No es que antes pensara que fuera algo sencillo, pero ahora es más real.
Muchas personas tenemos a día de hoy trabajos muy abstractos, en los que nunca vemos un resultado tangible después de nuestras largas jornadas de trabajo. Esta experiencia de fin de semana me ha regalado el ver como incluso con mis manos, delicadas a fuerza de no usarlas, se pueden crear cosas útiles y bonitas.
Ronte transmite con pasión y paciencia sus conocimientos de la fibra
A cada persona de forma individualizada, para que nadie se quede atrás y todas podamos crear una pieza única y con identidad propia. En tan sólo unas horas, podíamos apreciar la mejora de nuestra habilidad de trenzado. Además, el entorno invita a la paz y estar rodeadas de montañas dónde el esparto crece de forma natural tiene algo de poético.
Ver el proceso de creación de un objeto con esparto, desde la materia prima inicial hasta el resultado final pasando por todas las fases intermedias de tintado, machacado, cosido, etc. Es algo precioso a día de hoy en una sociedad en la que todo es opaco y resulta casi imposible conocer todas las etapas por las que ha pasado cualquier objeto.
Creando con esparto, una invitación diferente
Te invito a mirar a tu alrededor y buscar un solo objeto que sepas con total certeza cómo se ha hecho, con qué y por dónde ha pasado hasta llegar al sitio que ocupa ahora mismo. Por desgracia, dudo que mucha gente lo consiga.
Este viaje es una invitación a descubrir que es posible crear cosas útiles por uno mismo y aceptar la imperfección de los inicios y divertirse en el proceso. Porque se habla mucho de la conexión a la naturaleza, pero ¿dónde ha quedado la conexión con las personas? Este rincón en las montañas facilita un clima de confianza que invita a compartir historias alrededor del fuego, una comida sabrosa y muchas risas.
Muchas gracias a todas las mujeres que han hecho este viaje posible. Ana, Ronte, Rocío y las compañeras que se han lanzado a pasar un fin de semana diferente (y las que habrá detrás sin que yo haya sido consciente).
One Response
Bonita propuesta.
Para mí está lejos para ir pero ha hecho que me plantee retomar el ganchillo. Aprendí hace mucho u poquito pero no sé hacerlo sola ahora . Le pediré ayuda a una amiga que está aprendiendo.
Gracias.